Cómo dar la tabarra tres horas intentando no aburrir.

Este día de los enamorados de 2014 ha sido especialmente intenso de corazones (ahora os cuento porqué). Los alumnos de este año en la V promoción del Curso de Periodismo Gastronómico de la Universidad Complutense de Madrid, han sido especialmente curiosos, tremendamente jóvenes para con otras ediciones, y particularmente multiétnicos (había chicos de China, Perú, Puerto Rico). El reto de este año, tras cuatro seguidos ofreciendo la ponencia «Yo me lo guiso, yo me lo como…», era alargar a tres horas la exposición de contenidos, vídeos incluidos, que hicieran atractiva la paliza sobre los horizontes de la producción multimedia independiente a los alumnos.

Me tomé la cosa con filosofía y calma, cierto punto elegante llegando tarde 15 minutos, y un detalle cursi al que no supe resistirme: siendo el día que era… traje conmigo una treintena de piruletas con forma de corazón (llegaba tarde precisamente por comprarlas), con las que tener un detalle alusivo y descolocar un poco a la audiencia, jejeje. Las risas ya hicieron el ambiente lo suficientemente distendido como para hablarnos con naturalidad el resto de la larga clase.

Siempre empiezo la ponencia enseñando el reducido equipo de viaje con el que he recorrido el mundo varias veces. Levanto una pequeña bolsa negra que se cuelga en bandolera a un lado de la espalda, en la que va una cámara Full HD (y 3D Ready), luces, sonido, etc… Todo en lo que ocupa casi una riñonera para la playa. Es efectista, y da una idea de lo que han cambiado los tiempos a la hora de usar equipos tecnológicamente muy competentes, pero en tamaño reducido.

Satisfecho con mi aportación un año más, os invito a seguirles a través de su página de Facebook.

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